martes, 19 de julio de 2011

Días 11-13, Subotica y Palic

Estos días no he escrito absolutamente nada asi que no puedo asegurar que cuente las cosas en orden cronológico.

El domingo no fue muy interesante, playa, más playa, y más playa, como si se fuese a acabar. Aunque es importante deciros que aquí en Novi Sad los domingos puedes encontrar casi cualquier comercio abierto. Ah, por cierto, el horario comercial de lunes a viernes es de 7 a 22, en casi todos laos, la gente esta trabaja un montón :S

Estos días he hecho algunas compras en un supermercado tipo Carrefour o Eroski, de estos que tienen de todo, libros, electrodomesticos y comida. Lo que me ha flipao es la sección de quesos: tienen como 4 estantes refrigerados de distintos tipos de queso, más una sección de venta al peso donde el 70 % es queso. También es muy grande la sección de cosmética. Y, por supuesto, algo en lo que me fijo muchísimo en los supermercados es en el café: aquí venden los sobrecitos sueltos por unos 17 dinares, y hay una marca que en cada sobrecito te indica tachado o sin tachar lo que lleva, como si fuesen los envoltorios de las hamburguesas de burguerking: si lleva cacao o no, azúcar, leche en polvo y los hay con extra de guaraná (aquí la gente bebe muchísimos refrescos de taurina o de guaraná, así curran los jodíos). Total, que por fín he podido comprar Nestea de limón (sí, una gran preocupación para mí), pero hasta el Nestea de limón sabe a Nestea de melocotón aquí (es el que te ponen por defecto en todas partes)

También en estos días he vuelto a leer todo lo que hasta ahora he escrito en el blog, y ahora puedo aclarar algunas cosas de las que en un primer momento no me enteraba de nada.

Respecto a la homosexualidad, no está mal visto reconocer públicamente el ser homosexual (aunque tampoco creo que vean bien eso de "Hola, me presento, soy Alba (por ejemplo) y soy lesbiana"), pero demostraciones públicas de afecto pueden provocar comportamientos violentos en los serbios.

Otra cosa que no me quedó claro es para qué fuimos a la comisaría. Resulta que cuando se entra en Serbia hay que registrarse en la comisaría obligatoriamente, aunque no necesites ningún visado especial. Si te hospedas en un hotel u hostal, normalmente ellos mismos se encargan de registrarte, pero hay que asegurarse.

En cuanto al Danubio...he metido la cabeza entera y no pasa ni media, lo que no puedes es meterte muy para dentro porque, aparte de que pasan motos de agua y barcos (es uno de las principales vías de transporte del país), es un río y te lleva, claro.

Bien, siguiendo con mi semana, el lunes fui de nuevo a la facultad. Y de nuevo me dijeron eso de "vuelva usted mañana". Así que cabreada, con ganas de matar, de tirarme por un puente, frustrada, a punto de llorar, pasé por casa, hice mi mochila de irme a andar por ahí, y me fui a la estación. Pero aaamigo, el lunes terminaba el EXIT, así que la estación, además de tener todos los carteles en círilico, estaba petada. Pregunté por Osijek, el autobús salía a las 12, 1100 dinares. Vale, me voy a Osijek. Pero qué cojones hago yo en Osijek a las 13.30 como poco que llegaré, si no sé ni que moneda usan los croatas. Bueno pero con euros vas a todos lados, ¿no? Sí, pero solo tengo 25 euros, y el viaje me va a costar 22 ida y vuelta. Vale, pues vamonos a otro sitio. Sarajevo 4 horas. Nis, 4.30 h. Venga, algo más cerca...y ahí es cuando me rindo porque no tengo ni idea de los alrededores de Novi Sad. Así que digo...voy a aprovechar el día, voy a darme la vuelta a la ciudad siguiendo el Danubio (hace un poco como el Tajo en Toledo). Lloriqueo un poco y me voy hacia la playa, pero de camino paso por el centro comercial y aquí mi vida cambia, decido empezar a tomarmelo con filosofía porque de repente me encuentro un...¡¡DICCIONARIO ESPAÑOL-SERBIO!! Con una sevillana en la portada y todo, qué bonito. Digo "bueno, no conoceré Serbia, pero aprenderé serbio". Pero de repente, junto a una guía de Madrid y Toledo...¡¡UNA GUÍA DE SERBIA!! IMPORTANTE: EN INGLÉS. En España no me dio tiempo a comprarla y todas las que había visto hasta ahora estaban en serbio, así que a partir de aquí la cosa será distinta, estoy cabreada pero ya tengo algo más para leer, a parte del libro que he empezado, "Despertares" de Oliver Sacks. Así que, ¿qué puedo hacer con una guía y un diccionario? Pues lo primero, decidir a donde ir. Y lo segundo, ya sé que en serbio "hora" es vreme y "dársena" es pristanište, aparte de que puedo decir que el cirílico ya lo tengo domindado. A la primera oportunidad que tenga pienso salir pitando.

El martes lo pasamos haciendo unas disoluciones para Ana (trabajo que a Monika...no le apetece mucho) y más tarde nos llevan al laboratorio de Tecnología Farmacéutica donde Ana nos enseña a hacer una crema para bebés y una barra de labios. Al terminar me pregunta que si alguna vez había hecho esto...y la verdad no sé que decir. En el laboratorio no tenían ni vitamina A, D ni E, y tampoco filtro solar ni colorantes. De manera que básicamente lo que me estaba preguntado es si he mezclado alguna vez una fase acuosa sobre una oleosa, o si he mezclado espermaceti con cera alba. Pues sí, colega, lo he hecho.

A todo esto llega una profesora serbia y se pone a discutir con Ana, que más tarde nos explica que eso no lo teníamos que hacer hasta el jueves y que la profesora se ha enfadado, así que ni el miercoles ni el jueves tenemos que venir. De puta madre.

Por la tarde Gordana nos lleva a ver Petrovaradin, aunque ir con Gordana y conocer el lugar, no es lo mismo; se puede decir que simplemente nos tomamos una caña mirando Novi Sad desde Petrovaradin, sin que nos explicasen nada, como el que va al valle a tomarse una litrona.


danubio IIIm
Estuvimos aprendiendo idiomas con mi diccionario, a esta gente les gusta el español. Me explicaron, por cierto, que ellos no llevan gafas de sol cuando están conversando. Aunque insistieron en que no me las quitase, es importante saberlo para cuando pides comida en la calle o preguntas donde está un lugar. Creo que no es tanto una cuestión de educación (esta gente, pese a ser de una ciudad pequeña, nunca piden perdón cuando se chocan contigo, o te piden paso cuando estás en medio) sino más bien del sentido de la honestidad que tienen los serbios: para ellos mirar a los ojos de una persona es tan importante, que cuando brindan en grupo es obligado mirar uno por uno a todos los comensales.

Por la noche repaso mi guía y, al día siguiente, cuando me despierto a eso de las 6.30, me ducho y preparo mi mochila, le digo a Monika que voy a por un café al bar a decidir donde voy. Sí, me tomo el café, pero el destino ya está decidido: Me voy a Subotica y ahí te quedas, tronca. Necesitaba estar sola de una puta vez, esta tía es una carga. Y si lo hubiese querido, me hubiese comprado lastres cuando fui a Decathlon antes de venir aquí y, en cambio, ¿qué me compré? Unas zapatillas de caminar. Así que me piro.
A las 8.20 ya estoy en la estación de autobuses y tengo mi billete para el próximo autobus a Subotica, a las 9.40, que me ha costado 790 dinares. Espero cargando la cámara y leyendo la guía. Una bonita sensación de libertad me empieza a invadir.

Subotica es una de las ciudades más al norte de Serbia, lindando con Hungría, pertenece a Backa, como Novi Sad, en Vojvodina. El camino hacia allí es todo plano (la llanura panónica), con campos de girasoles y maíz, y a la ida, parando en un par de pueblos a coger gente, fueron 2 horas, y a la vuelta sin parar, hora y media. Lo primero que hago cuando llego es seguir las flechas que indican dónde está el McDonalds porque, como todo el mundo sabe, donde hay un edificio importante, hay un McDonanalds (con la cheeseburger a 0.75 €, por cierto). Y el McDonalds está, nada más y nada menos, que en el mismo edificio del ayuntamiento. El Ayuntamiento de Subotica fue diseñado por dos arquitectos de Budapest, Marcel Komor (¿¿comorrrrr?? Marcel Komor) y Deze Jakob, con una variedad de estilo Húngaro entonces moderna, y construido entre 1908 y 1910, y está dedicado a la Emperatriz Maria Teresa. Dentro tiene el Museo de la Ciudad, Archivo Histórico, entre otras movidas, aunque no me dio tiempo a ver nada. En el centro de información a turistas pido un mapa y pregunto cómo llegar a Palic, un pueblo cercano, muy turístico, con un lago enorme. En el mismo mapa de Subotica hay un mapa de Palic, y puedo coger el autobús en la estación por 60 dinares.
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Con mi mapa en la mano, trazo el recorrido que voy a realizar. La primera parada es en la Mansión de Raichle (1904), y resulta que es justo el edificio que hay al lado del parque donde estoy sentada. Entro y pregunto si lo puedo visitar. Me explican que el tal Raichle fue un arquitecto que diseño esta, su casa, donde tenía la oficina en la planta de abajo y hacía vida en la planta de arriba. Entró en bancarrota y tuvo que irse a Budapest y más tarde a Zagreb, hasta que finalmente, durante la guerra, se la vendió a una familia que la subarrendó a otra familia, de manera que las dos familias estuvieron viviendo durante largo tiempo sólo en la planta de arriba (fijaros si es grande). Hoy en día, la casa es una galería de arte y en estos días albergaba una exposición de muñecos usados en producciones de animación, en cada habitación se estaba proyectando un corto o película con algunos de los escenarios y monigotes usados en el rodaje, muy curioso, la verdad. Lo bueno es que estaba completamente sola en la planta de arriba de la casa y, aunque está mal que lo diga, me colé por todas las habitaciones que no están abiertas al visitante y que se usan de almacén.
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Después busco la Iglesia Ortodoxa de Subotica, pero la calle está en obras y no se corresponde con el mapa, así que paro en una tienda de souvenirs, pido agua, me da una taza con agua fría, pregunto y le compro algo a este señor tan amable. Y bueno, uno de los problemas que tiene viajar sola es que no tienes quien te haga las fotos, asi que coloco la cámara sobre el atril del sacerdote, pongo el temporizador...la "portera" o lo que sea me pilla en el momento en que salta el flash, me muero de la vergüenza y me voy corriendo.
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Mi siguiente destino es la Iglesia de los Franciscanos, pero está cerrada o no sé por donde se entra, asi que no puedo visitarla, aunque puedo entrar a un pasillo donde la gente enciende velas a sus muertos (cosa que se hace muchísimo más que en España, un poco tétrica la foto).


En la calle de la Sinagoga, la Sinagoga que parece estar completamente abandonada, cerrada a cal y canto, con vidrieras rotas...con lo bonita que es.
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Y finalmente en mi recorrido, la Iglesia de Santa Teresa, que cualquier día se va a partir en dos. [ya subiré foto]


Vuelvo a la estación de autobuses, y a eso de las 15h voy rumbo a Palic. En Palic hay dos lagos, el más grande ellos con 17 Km de perímetro. Hubiese querido recorrermelo entero, pero cuando llevaba 5 Km andando, las famosas zapatillas del decathlon me estaban quemando el pie (no hacen daño por si mismas, pero el roce contínuo me quema, de todas formas me gustan mucho) y me volví. Para terminar el largo paseo me pegué un baño en el lago, el agua estaba buenísima. Cuando estaba echando la última mirada al lago, se me acercó una tía hablandome en no se qué idioma. Normalmente contesto "I'm sorry, English", pero esta vez me pilló tan relajada que contesté "Spanish, digo English" y, para mi sorpresa, me contestó: "Spanish? Pues entonces podemos hablar en Español". Resulta que eran dos parejas, 3 de ellos de Girona, y la chica con la que estaba hablando, eslovaca. Venían de Hungría y, el primer pueblo que habían visto tras el cartel de "Bienvenidos a la República de Serbia", era Palic. Me pidieron algunos datos, les dije que el cambio era fácil, a cuanto estaba el dinar, que todo el mundo habla inglés, y ellos me acercaron al pueblo, donde iban a por cambio. Nos deseamos suerte en nuestros viajes y cogí mi autobús a Subotica y de ahí a Novi Sad, donde llegué a las 20.25.

Aquella noche tenía un cumpleaños, el del chico esloveno, Milos, así que cené fuerte, un gyros, que es un kebap griego, enorme, con las patatas fritas dentro, por 220 dinares.

A estos serbios les encanta escuchar música tradicional, imaginaros lo que protestan mis colegas cuando pongo a la Pantoja en el coche, pues ellos lo viven y se ponen todos a cantar y a bailar a la manera típica. Por cierto, llevo 3 años quejándome via twitter y facebook de mi vecino de abajo y la música que me pone. No sé si la música rumana y la serbia son prácticamente iguales, o es que mi vecino es realmente serbio.

Como os he dicho, les encanta lo español y lo latino, y en cuanto me integré un poco en la fiesta me pusieron Juanes y algo de salsa (con mis cuatro pasos mal dados les dejé flipando), y estuvimos enseñandonos palabrotas unos a otros. La fiesta terminó cuando, a las 3 de la mañana (la fiesta empezó a las 9, algo impensable en España, a esa hora solo beben los niños de 13 años) Shasha y otro chico nuevo, borrachos, empezaron a pegarse, y aun nadie ha conseguido explicarme porqué. Definitivamente, si por la música y la agresividad fuera, seguramente mi vecino de abajo y Shasha son la misma persona.

1 comentario:

  1. Me encanta la foto de la mansión de Raichle :)
    Mucho, mucho, no sé si es por el color, o que es lo que me atrapa ;)

    Hace mucho que no escribes.
    Quiero saber más, más !

    PD. ¡¡Quiero unas zapatillas como las tuyas de esta entrada!!





    *Date por aludida ;)

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